Estelle tenía diciesiete años y ganas de conocer lo que era el amor de verdad. Había conocido a un par de capullos que le habían lastimado un poco el corazón, pero nunca les había dado demasiada importancia. Un día que nevaba y las estrellas habían salido antes de tiempo encontró un viejo diario roto en el trastero de su casa. En la tapa había una estrella ya casi borrada por el paso de los años. Sus dedos temblaban pero no pudo evitar la curiosidad de abrir y empezar a leer.
"(...) es esa sensación de que todo gira entorno a algo
que nunca habías creído posible. Y no me creo
capaz de mirarle a la cara y no sonreír como una tonta".
capaz de mirarle a la cara y no sonreír como una tonta".
Estelle sonrió de una manera muy infantil y empezó a creer en los amores de verdad. Los había soñado miles de veces pero nunca había besado a un chico. Aunque tampoco tenía mucho interés porque estaba muy ocupada en el grupo de matemáticas avanzadas. Estelle era una soñadora innata y tocaba el piano.
Estelle se dio cuenta de que nunca encontraría a nadie que la quisiera tanto como ella. Porque, razonó, el amor que le doy yo a alguien es inversamente propocional a las ganas de él de verme, que elevado a equis da todas las palabras que él nunca me dirá y multiplicado por 6 da todo lo que yo me callaré. El resultado final, será, por supuesto, un corazón roto y unos decimales que ya nadie recordará...
rozas la perfección!
ResponderEliminarme encanta tu blog,
volvere =)
es tonto pensar que las matemáticas dan la respuesta absoluta en un tema tan cósmico como es el amor..
ResponderEliminarque importa si no le han dado su primer beso, que cuando llegue el indicado tendrá miles..
y que además, a pesar de todo, la soledad no es estar solo, es no tener en quien pensar..
(hoy estoy apagado x mucha agresión)
Es la formula más acertada que leido... aunque supongo que si la cambiamos tendria el mismo resultado... a veces sólo hay anomalias que nos salvan
ResponderEliminarEste post es tan corto pero tiene un encanto, creo que al leer esta vez ya me imagino más cómo eres
Ha sido como siempre muy lindo pasar por aqui
Un abrazo y otro más...
andrés