martes, 10 de abril de 2012

te voy a escribir y te voy a leer; y vamos a crear incendios.


Que le habían dicho que las cosas funcionaban sólo si las hacía con amor y vivió así su vida; escribía por las noches antes de irse a dormir y por la mañana lo volvía a leer porque no se fiaba de las palabras que habían salido de sus dedos. Miraba por todas las ventanas porque entonces se creía un poco pájaro, y entonces tenía incluso más ganas de volar que cuando estaba en un aeropuerto. Y sonreía a todo el mundo, porque una vez creyó que si todo el mundo hacía lo mismo, el movimiento de las personas giraría siempre hacia el mismo lado. Y vivía su vida para encontrar magia, y toda la que iba encontrando la iba guardando de manera que podía dársela a la gente con quien compartía su vida. Muchas veces se preguntaba si algún día sería capaz, y tras muchos meses de decirse que no, al final se convenció y lo hizo. Hay veces en las que, por mucho que haya miedo, saltamos al vacío y nos dejamos acariciar por el aire. Y ojalá fuera siempre así.

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