viernes, 25 de septiembre de 2009

¿Recuerdas qué fácil era todo?

A día de hoy yo todavía no lo he olvidado.
Tienes las cartas tiradas a un juego al que ni siquiera decidiste jugar. Y no te entiendes a ti mismo cuando lo único que necesitas es un abrazo. Solía pasarme como a ti; hasta que entré en razón y comprendí que muchas veces sólo bastaba una sonrisa para arreglarlo todo. Una sonrisa sincera. Ya sabes... de las que tú nunca utilizaste. De las que ni siquiera te acuerdas porque siempre mirabas en otra dirección cuando yo pensaba que ambos mirábamos en la misma.
Todavía recuerdo el abril de hace dos años cuando nada parecía poder ir mejor. Qué tonta soy, ostias. Tenías la sonrisa rota de tanto mentir y yo intentaba recomponerla trozo a trozo, intentando no dañarte para no dañarme a mi también.
No hay nada que me ponga más nerviosa que no poder escribir algo decente. ¿Adivinad? Estoy nerviosa.
Guárdate tus promesas para quién te crea...

2 comentarios:

  1. Una sola sontrisa es suficiente para motivar el movimiento del mundo, reconstruir una vida y volvernos los seres más felices del mundo.
    Le dedico una y mil sonrisas señorita!!



    PD: tus textos me parecen geniales, no deberías estar nerviosa nunca
    :)

    ResponderEliminar