jueves, 21 de mayo de 2009

It's too late to apologize (parte I de III)

Estaba sentada en esa calle; la última que vimos juntos, la del adiós. Sentada en el suelo recordaba todo lo que habíamos pasado juntos; desde el tercer beso hasta el último. El primer te quiero y la primera discusión. La primera vez que le cogí la mano.

Respiré profundamente y me levanté del suelo. Cogí mi bolso y me dirigí a la parada del autobús, ese día ya había sido suficiente. Le di mi billete al conductor y me senté otra vez. Apoyé mi cabeza en la ventana. Parecía mentira que todo hubiera empezado unos meses antes en ese mismo autobús. Número 47, matrícula B 3861 JC.

* * *
- Lo siento muchísimo.

Un chico de rizos graciosos y la sonrisa perfecta se disculpó a la chica tan pronto como la vio. Había tirado, sin querer, todos los papeles que llevaba la chica en su carpeta. El autobús estaba a punto de llegar a la parada de ella, y tenía muy claro que ese, había sido el peor día de su vida.
La chica se puso a recoger papeles, él la ayudó. Sus manos se rozaron ligeramente y ella se estremeció.

- Tranquilo… no… no pasa nada –dijo ella bajito.

* * *

No quería. Maldita sea, yo no quería. Todo había sido un malentendido. Uno que él entendió bien. Nosotros encajábamos. Simplemente eso. Éramos como un puzzle, nuestras personalidades eran similares. Diferentes. ¿Qué más da? Nos queríamos y eso es lo que importa. El autobús había llegado a mi parada. Bajé y me dirigí a mi piso, que quedaba justo en frente. Subí por las escaleras. A él le aterrorizaban los ascensores y me pegó ese miedo. Metí las llaves en el agujero y las giré. Me tiré al sofá.

Han pasado ya dos semanas desde que él se fue y yo aun sigo pensando que aparecerá en cualquier momento por la puerta con una de esas flores que me traía. Aunque ahora me daría igual que entrara con un cactus, porque solo me importaría él. Y estaría feliz. Muy feliz.

Ojalá todo fuera tan fácil como decir tu nombre. Empecé a llorar. Kevin. Kevin se había ido y me había dejado sola. En medio de esa multitud en la que yo no soy nadie, no sin él. Lo echo de menos ¿vale? Lo echo de menos. De nada ha servido que lo niegue, porque nadie me cree. Es demasiado absurdo. ¿Absurdo? Según tú la vida era absurda, y yo te daba la razón. Y además te dije que conquistarías el mundo, y tu solo me dijiste que te conformabas con conquistar el mío. Y me lo creí, al menos durante un tiempo.

7 comentarios:

  1. Creo que todavía no me había pasado a comentarte, pero había estado por aquí leyendo algunas entradas y escribes genial, me encanta tu blog! Así que vas a tenerme por aquí más a menudo.
    "Y además te dije que conquistarías el mundo, y tu solo me dijiste que te conformabas con conquistar el mío." He adorado esta frase en cuanto la he leído. La historia preciosa y triste a la vez...genial.
    un besito!

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  2. Me encanta lo que escribes : ) te agrego de inmediato : )

    Un beso enorme ! cuando tenga más tiempo volveré a pasarme sin lugar a dudas.."

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  3. y somos honestos para siempre, luego de un te quiero que quedará en el aire del pasado y en la memoria frágil de una hoja enterrada...

    se te extraño por aquí :)

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  4. awwww. si! yo lo e leido muchisimas veces ahi en mi ipod *-* haha tengo que imprimirlo aparte! xD ya sabes que me encanta :]

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  5. pasa que las pastillas...cuantos más colores tienen y envueltas en más palabras importantes vienen, son más fáciles de comer...

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  6. Tu historia me ha golpeado como si fuera un espejo del cual apareció alguna escena que viví… es extraño creer que la palabra eterno no lo es y que sin querer dos personas tan diferentes-iguales pueden quererse tanto y odiarse a la vez… por lo menos asi pasó, gracias por tantas imagenes que volvieron a mí

    Un gusto leerte

    saludos

    andrés

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  7. Llegarás a creer que la vida no es vida, pero se las arreglá para poner nuevas rejas, arreglar tejados y que la lluvia no caiga dentro de casa ni te salga de dentro.

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